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Lo que vivimos esta última semana con Millonarios trascendió entre el éxtasis y la preocupación. De un partido brillante, tal vez el mejor que se ha jugado a lo corrido del año, se pasó a uno en donde se ratificó que hay actitud, pero sigue faltando algo de fútbol.
Es verdad: certezas quedan de la victoria ante General Díaz y el empate ante Deportivo Cali, como que el equipo ha mejorado en defensa, y se le ve otra cara en la ofensiva, con más generación de juego, y que ya el entrenador encontró el equipo base que tiene que jugar.
Pero no es suficiente: la mentalidad de Russo no puede bastar como para apenas decir “a veces no se puede ganar”. Me extrañó esa frase de un entrenador que siempre ha tenido el triunfo como premisa, más en momentos en que el equipo es incapaz de ganar en casa.
Aunque, puntualmente remitiéndome al duelo ante Cali, tampoco se puede ver el vaso medio lleno y decir que el rival no propuso su juego, y aunque en defensa, típico de un tal Gerardo Pelusso, un maestro en ello, mostró que esa fase también es un arte.
No hay que conformarse: la cara del equipo después de aquel empate con Nacional en Medellín, tras la espantosa presentación inmediatamente anterior ante el DIM, ya es otra, pero aún no me convence del todo: falta salir de esa fase en la que faltan cinco centavos para el peso. ¡Vaya incertidumbre, Miguel!
Cristian Duvan Heredia
Redacción EXTRA Colombia