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Son más de 40 años los que lleva Omar Barrios al servicio de la morgue del Hospital Universitario de Santander en Bucaramanga. Casi lo ha visto todo, menos lo que le tocó afrontar en las más recientes horas: el dolor más aterrador de todos.
A diario le llegan cadáveres para realizar la respectiva necropsia, pero uno en especial lo sumió en la tristeza total: el de su hijo Jhon Jairo Barrios Amado, de 30 años de edad, el segundo de los cuatro que tiene, y quien la noche del jueves había sido ultimado en el barrio Chorreras de Don Juan en el Centro de la capital santandereana.
Según las primeras versiones que se tienen del hecho, eran las 11:00 de la noche a la altura de la carrera 14 con calle 45 cuando Barrio Amado, quien caminaba por el sector, fue apuñalado en reiteradas ocasiones por un habitual consumidor de drogas de la zona, con quien tenía rencillas personales desde hace algún tiempo.
Raquel, la madre de la víctima, detalló a ‘Vanguardia Liberal’ que “él llegó apuñalado en varias oportunidades a la casa y me decía que era un tipo que cuando se drogaba lo atacaba, tenían como problemas, pero no sé por qué. Nunca quiso denunciarlo en la Fiscalía”.
El día de la agresión letal llegó, sin siquiera con un aviso de la ‘Parca’, que suele actuar de sorpresa. Mientras el agresor se dio a la fuga, Omar se aprestaba a recibir la peor noticia de su vida, y lo peor, en carne propia y en pleno cumplimiento de sus labores.
“Él se enteró como a las 2:00 a.m. cuando hacían el levantamiento se enteró que era su hijo. Ninguno de nosotros sabíamos que lo habían herido. Pido que por favor se haga justicia y que no quede impune esa muerte”, contó la madre de la víctima y esposa del trabajador.